Las nuevas tecnologías
han revolucionado el mundo. Y el sector de los negocios y la empresa no ha sido
ajeno a ellas. Ni siquiera las pequeñas empresas. Al contrario. Los sistemas
informáticos han facilitado enormemente la gestión y el intercambio de información,
consiguiendo con ello ganar una gran cantidad de tiempo. Dentro de este gran
avance se encuentra la factura electrónica que en poco tiempo está
relegando el papel a un segundo plano y que desde su implantación
no ha dejado de ganar adeptos entre pymes y autónomos.
La velocidad en el
envío, el ahorro de costes y una mayor eficacia y control al gestionar la
empresa son tres de sus argumentos para convencer a todos. Además, ya en 2009
se impuso su obligatoriedad a las grandes firmas en su relación con la Administración central. En definitiva, con el
tiempo, y por motivos prácticos, terminará siendo la única forma de facturar.
Sin embargo, pese que desde hace varios años se está extendiendo su uso,
sigue habiendo un gran desconocimiento por parte de los emprendedores y falta
de información de la factura electrónica, sobre qué es, los diferentes
formatos que existen o los sistemas para integrarla en su organización.
La factura electrónica en síntesis es un proceso físico que se resume en
la transmisión de facturas o documentos análogos por medios electrónicos
(ficheros informáticos) y telemáticos (de un PC a otro) los cuales están
firmados de manera digital, certificados, y con idéntica validez legal que las
facturas en papel.
Si se opta por hacerlo uno mismo, se puede hacer de varias formas como firmar
un correo electrónico (o un documento con formato Word, Excel, Acrobat) y
enviarlo con los datos de la factura. También emitir o recibir facturas desde
una web con aplicaciones que permite crearlas de forma manual; y finalmente
integrar un módulo de facturación específico en los sistemas de gestión y
financieros de la empresa.
Pero todo esto lleva su tiempo y unos conocimientos que los emprendedores no
siempre tienen. Por eso existe la fórmula de dejarlo en manos de empresas
especializadas, como Soften Factura. De todas formas
debemos tener en cuenta que al elegir esta modalidad no exime al
empresario de las responsabilidades legales que conlleva toda factura, por lo
que es muy importante ser cuidadoso al elegir a la empresa que nos ha de
realizar este trabajo.
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